jueves, 26 de diciembre de 2019

Extraños ritos del alma


Extraños ritos
del alma

PREMIO
CUCALAMBÉ 2015

Publicado por la Editorial
Sanlope (Las Tunas, 2017)


 
Autor:


 Al centro, Junior, a punto de recibir su premio de manos de Ramón Batista, director de la Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé. A la derecha, Péglez, quien leyó el acta en nombre del jurado. Foto: Jorge Pérez Cruz.

 
Junior Fernández Guerra nació en 1984 en Novosibirsk, antigua URSS, pues sus padres, cubanos, estudiaban allá. Pero su formación ha sido en Cuba, en Las Tunas, donde reside. Además de poeta es narrador, Licenciado en Ciencias Pedagógicas, instructor literario, egresado del Taller de técnicas narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, miembro de la Asociación Hermanos Saíz y director del Proyecto de promoción literaria y publicaciones alternativas EncaminARTE. Ha merecido diversos lauros literarios, entre ellos el Premio del III concurso nacional de décima escrita Toda luz y toda mía (2014), con su conjunto titulado Amar, temer, partir. En el 2018 conquistó el Premio Calendario en Literatura para niños y jóvenes con su colección Cantábulas y Epopema. Del presente título, Extraños ritos del alma (Antología de voces en la niebla), hemos publicado en nuestro sitio los poemas Advertencia, Turín, 25 de abril de 1911, La Habana, 1997 y Buenos Aires, 25 de septiembre de 1972.










JURADO











EQUIPO DE REALIZACIÓN


Edición: Argel Fernández Granado
Corrección: Yeinier Aguilera Concepción
Diseño y maquetación: Yurisleydis Vázquez Urrutia
Impresión: Andrés Sao Téllez
Encuadernación: Roberto Pupo Acosta
                            Jorge Polanco Martínez










PRÓLOGO

Otro retablo hereje
o mi dios qué bellos éramos




Cuando se hable de las innumerables páginas en que la poesía del mundo ha retratado al ser humano ante la tremenda disyuntiva vida/muerte, habrá que dejar asiento reservado para el sencillo y hondo poema Los amigos, de Juan Gelman:

jiri wolker attila jószef yo / seríamos tres amigos perfectos (…) los tres nos íbamos por ahí a recorrer países y mujeres (…) jiri cayó en un hospital / jószef se tiró bajo un tren / mi dios qué bellos éramos / silbando finalmente

En su tiempo, fue un encontronazo lo que se dieron mis ojos de lector juvenil y aprendiz de casi todo. Me estremeció el hallazgo, la certidumbre de la belleza oculta en el terrible gesto de quien opta por no seguir en el mundo de sus semejantes. Quizá ese sobresalto, agazapado por años, me llevó a escribir un día: Hermosos los suicidas / que se quitan el alma. (Tribulaciones del arca, Ediciones Luminaria, Sancti Spíritus, 2002).

Acartonadas como hemos sido las personas durante demasiado tiempo, la asunción del reconocimiento de una rara hermosura en la tragedia individualizada ha sido punto menos que riesgosa de ser considerada tributaria a manicomio, o proclive a alguno de los ademanes fatales a los cuales esa asunción concede valor existencial, y por ende, respeto. Tal es el caso de la ojeriza a temas “poco bonitos” como el de los seres que se privan de la existencia, y de otros (los locos, los desterrados, los cobardes), que la poesía en décimas, incluida una zona de la reconocida contemporáneamente con el Premio Cucalambé, ha venido a escudriñar, para beneficio de una posible mejor convivencia, a partir de un mejor entendimiento humano.

En esa línea de empeños socioestéticos se inscribe Extraños ritos del alma (Antología de voces en la niebla), que mereció en el 2015 el referido lauro, el más alto en la décima escrita cubana e iberoamericana.

La poesía, ya se sabe, no explica, sino indaga. Explican las ciencias, y ya han venido ellas, y vendrán, a examinar a la luz de las razones lo concerniente a estas decisiones de un ser que se autorreconoce en situación límite, y de la cual no encuentra otra salida que la escapada.

De lo que se trata aquí, en cambio, es de hurgar, desde el universo de la palabra artística (ya se sabe también que la poesía es una/otra realidad, más allá de la que conoce el mundo del raciocinio), en los resortes más recónditos de estos procederes que destellan y estremecen a un tiempo por la tremebunda actitud de renuncia a lo más preciado del ser humano, ante la (su) imposibilidad de hallar otro rumbo hacia la posible salvación.

De la frecuente preindisposición afectiva hacia los injustamente desmerecidos, que antes referí, Junior Fernández Guerra trata de curar en salud su poemario, con una advertencia desde los primeros versos del volumen (en este punto el lector / debe ignorar el valor / de emitir una sentencia).

Lo que sigue es un retablo de exploraciones dentro de las circunstancias existenciales de 21 creadores que se autoinfligieron la desaparición del mundo físico en que vivían, los cuales han sido agrupados por el autor en tres secciones epocales bien diferenciadas, lo que habla de una apuesta estético-organizativa que opera en favor de la arquitectura de ese recinto espiritual que ha de ser todo libro de poemas.

Otro asunto es la capacidad “metamorfoseadora” de Junior: La asunción de cada una de estas figuras como sujeto lírico, a más de revelar una paciente y sensible búsqueda en los entresijos tortuosos de sus respectivas vidas, delata la habilidad de quien escribe para desenvolverse en lo que ha dado en llamarse juego de máscaras.

Junior entra a ese juego, asume sus no pocos riesgos, y sale de ellos decorosamente, con un conjunto armónico dentro de sus aplaudibles variaciones, una densidad trópica que evade las a veces tentadoras estridencias —a saber, lo turbio de la materia prima poética que modela con sus manos es sumamente contaminante—, y un empleo profuso de paratextos que posibilita dos lecturas en paralelo: Por una parte encima de la superficie vital de cada ser que se nos presenta; por otra, en franca inmersión hacia lo más subterráneo de esas vidas.

El saldo puede ser —muchas cosas “pueden ser”, ya se sabe también, tras la lectura de un libro de poesía— una subsecuente actitud, a favor de quien lee, más flexible, y por tanto más humana, hacia “el otro”, que antes se enfocaba con descolocada preterición.

Habrá ganado Junior, y la poesía, y en particular la poesía en décimas, y el ser humano en general, si al voltear estas páginas alguien ha percibido o aceptado, con otra calma al menos, y mejor si con acatamiento e indulgencia, qué pudiera en un alma suceder —para decirlo con la incógnita que el autor asume como Alfonsina Storni— si Dios viene en camino y se demora.


Pedro Péglez González
La Habana, abril y 2016.










EXTRAÑOS RITOS
DEL ALMA

(Antología de voces en la niebla)




A todos mis amigos, vivos o muertos
A todos los demás, que también lo pensaron
A los que no lo piensan
A los que ya lo hicieron…




Ustedes, vivos, son en verdad tontos
que no conocen los caminos del viento
y las fuerzas invisibles
que rigen los procesos de la vida.

Edgar Lee Masters
(Antología de Spoon River)



Matar al tiempo
para vivir ahora y siempre
a la sombra de tus manos.

Bruno Di Benedetto
(Crónicas de muertes dudosas…)



No celebro la terrible
herida que muerto luzco.
Preparo mi muerte y busco
un enemigo invisible

Carlos Esquivel y Diusmel Machado
(El libro de los desterrados)







ADVERTENCIA
(Antes de escuchar las voces)


Más aún que la Vida,
la Muerte nos retiene casi siempre con lazos sutiles.

Charles Baudelaire


Bajo la duda expedita de miedos y anacoretas consecuencias      las secretas palabras no son maldita conciliación infinita del letargo y de la suerte     premoniciones de muerte pueden ser     tras la mirada del poeta casi nada queda perdido en la inerte fragilidad de su abrazo comprometido     la noche arrastra como fantoche su cuerpo    expone su brazo a la luz     solo un balazo de la vida o el destino es suficiente y el vino de su cordura se agota

La muerte no lo derrota     la muerte es solo un camino cruel y confuso      encriptado     un juego de acotaciones del miedo     revelaciones      un aliciente anegado en llanto      como el soldado aturdido en la batalla     al artista lo ametralla la realidad      y no todos reconocen los recodos que salvan de la cizalla

Tal vez no bastan los cirios del corazón y la sombra en un conjuro los nombra uno a uno     como lirios los deshoja      los delirios     la soledad     la estampida de alimañas     la salida se muestra como un cadalso     como un dios sucio y descalzo al amparo del suicida

Tal vez erraron      ¿quién sabe?      Definir el silogismo es asunto de uno mismo

Tal vez acertaron     cabe la duda y aunque se enclave en este punto el lector      debe ignorar el valor de emitir una sentencia

La vida no es una ciencia garantizada

El autor






1890-1941




AUVERS-SUR-OISE, 29 DE JULIO DE 1890


Yo arriesgué mi vida por mi trabajo, y mi razón siempre fue menoscabada.

Vincent Van Gogh


I
Látigo     besa mi piel
ruge el borde de tu labio
los gritos son el agravio
que asecha tras el pincel
nadie comprende la miel
que supura tu sentencia
vórtices en confluencia
razón perpetua del busto
sepultado en el vetusto
templo de la coincidencia

Pero no existen colores
para manchar mi camino
lejos del canto cetrino
de mi alma     no hay alcores
para el sosiego      rumores
sobre el pórtico      señales
de algún dios      cruces tribales
vociferando mi espera
Solo el castigo libera
mis demonios ancestrales


II
Llevo la marca        en la frente
rugen Caín y su prole
altar de carne que viole
vírgenes de mi simiente
Otro corazón ausente
llora la tierra que traga
mi sangre gris        nuestra saga
termina en un linchamiento
de los íconos      ungüento
vinagre sobre la llaga

Nadie mira en mi costado
soy otra mancha en el lodo
de la ciudad       un recodo
inhabitable       soldado
víctima de otro pecado
de Dios        progenie indefensa
condenado por la ofensa
a este silencio proscrito
¡Mi legado es infinito!
Yo seré la recompensa

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Van Gogh amenazó a su amigo Gauguin con una navaja y como consecuencia del disgusto, por la noche se mutiló el lóbulo de la oreja izquierda. Van Gogh habría envuelto el lóbulo en un paño y se habría dirigido a su burdel favorito, donde presentó este «regalo» a una prostituta llamada Rachel. Durante los últimos treinta meses de vida llegó a realizar 500 obras y en sus últimos 69 días firmó hasta 79 cuadros. Sin embargo, su depresión empeoró a la edad de treinta y siete años, y mientras paseaba por el campo, con un revólver se disparó un tiro en el pecho. Murió en su cama dos días después, en brazos de su hermano Theo.



TURÍN, 25 DE ABRIL DE 1911


A mis editores: A vosotros, que os habéis enriquecido con mi piel, manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semimiseria o aún peor, sólo os pido que en compensación por las ganancias que os he proporcionado, os ocupéis de los gastos de mis funerales. Os saludo rompiendo la pluma.

Emilio Salgari


Deambulo en estas calles como un grito llevado por el viento a los portales    Las calles son extensos lodazales     (¿o acaso pueden ser un infinito desierto?)  No alcanzo el inaudito silencio para ahogar el pendenciero contorno de mi sombra     ¿qué agorero destino me predice esta bandada de cuervos que en la última fachada simula el cuerpo gris del desespero?

Del eco de mis pasos se desprende un fétido murmullo de impotencia     zaguanes abrumados por la ciencia ridícula del faro que se enciende detrás de la pared      el grito extiende un derrotero en forma de saloma que muestra mil senderos     un axioma de cuerpos derramados como el vino      y clamo porque exista algún camino que borre de mis pies esta sarcoma


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En 1889 se suicidó el padre de Salgari, siendo el primero de una impresionante cadena de suicidios familiares que incluye el del propio escritor, el de su hijo Romero y el de su otro hijo Omar. Salgari pasó a trabajar para la editorial Bemporad, para la cual escribiría un total de diecinueve novelas. Sin embargo, su desequilibrio psíquico y la locura de su esposa, que tuvo que ser internada en el psiquiátrico de Collegno, cerca de Turín, le condujeron al suicidio. Después de un intento fallido, en 1909, se quitó la vida, abriéndose el vientre con un cuchillo según el rito japonés del seppuku.



TOKIO, 24 DE JULIO 1927


(…) he perdido el apetito por la comida y las mujeres.

Ryonosuke Akutagawa  


I
Soy un acólito enhiesto quebrado en otra liturgia
decálogo en la teúrgia para deambular funesto
pasaje contra el incesto del espíritu
la ufana crónica de otra mañana inerte
un alba difunta del paraíso
pregunta:
¿soy la flecha o soy la diana?

II
En mi garganta ya nieva
el frio asusta en la voz de los peces
el feroz lamento sobre la cueva

Otra mirada longeva en resguardo de mi vuelo
alabanzas en el  cielo
silencio agreste del hombre
ventisca sobre mi nombre
palabra muerta
consuelo


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Debido a la enfermedad (al parecer una psicosis) de su madre, que murió en 1902, fue adoptado por el hermano mayor de ésta, Michiaki Akutagawa. Su tía política le atormentó durante toda la infancia diciéndole que padecía de la misma enfermedad que su madre; esto le traumatizó y le signó como escritor atormentado. Hacia 1926 enfermó gravemente y padecería crisis nerviosas: alucinaciones visuales y angustia. Finalmente se suicidó ingiriendo veronal; antes de morir dijo:(Bonyaritoshita fuan, que significa "sombrío desasosiego").




BROWNWOOD, 11 DE JUNIO DE 1936


¡Si yo muero y tú tuvieras que luchar por tu vida, yo volvería del abismo para ayudarte; sí, lo haría tanto si mi espíritu flotara bajo las velas purpúreas del mar cristalino del paraíso, como si se retorciese entre las llamas del infierno!

Robert E. Howard


Ahora que la bruma se despliega en ángulos atípicos del verso
ahora que vivir es el reverso ausente de la imagen andariega
de esta verdad angosta que nos llega famélica y deforme
consternada
ahora que no está la madrugada ausente del lamento y la memoria
ahora que negamos nuestra historia
ahora que nos queda casi nada
ahora que la garra del mendigo se aferra al celofán de los gentiles
que escapan a la voz de los pueriles
los ángeles   
y Dios     
y el Enemigo
ahora que nosotros no es conmigo    
ni yo     
ni      
ni nadie      
ni la suerte
y el féretro en futuro se convierte
o viceversa    
o víscera   
o despojo
ahora que llorar nos cuesta un ojo y el llanto no es presagio de la muerte
ahora que ciudad es laberinto de perros y de huesos quejumbrosos
ahora que devienen  sediciosos deseos de aferrarnos al instinto
cuando la  poesía es un recinto burlado por fantasmas y anatemas
ahora que se arrancan las diademas del sueño en los portales del misterio
que el cuerpo es una red    
es cautiverio de excusas     
y sentencias     
y teoremas
ahora que no es válido el mutismo
ahora que se apagan las visiones
ahora que son mudas las canciones
ahora que habitamos el abismo
ahora que el poeta es aforismo o espada que degüella este conjuro
¡Cuidado con el borde gris del muro y las nieves perpetuas de la vida!
¡Cuidado al renunciar!      
Si no hay salida
aférrate al dolor
sujeta duro


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Hacia las ocho de la mañana, después de que su madre entrara en coma debido a la tuberculosis, Howard se sentó en la parte delantera de su coche y se disparó en la cabeza con un Colt del calibre 38. Murió a las cuatro de ese mismo día y su madre falleció al día siguiente. Compartieron funeral el 14 de junio y ambos fueron enterrados en el cementerio de Greenleaf en Brownwood. En sus relatos y novelas Howard habla de mundos donde generalmente la mejor solución a los problemas es la violencia y donde a menudo el oro, las joyas y las mujeres hermosas son la recompensa del héroe.




BUENOS AIRES, 19 DE FEBRERO DE 1937


Temblando fue hasta el velador y cogió el revólver, (…) y durante un larguísimo tiempo permaneció allí de pie, limpiando obstinadamente con la uña una mancha del tambor.

Horacio Quiroga


Todos se han ido marchando como un desfile de sombras      sus pasos en las alfombras del monte me van hollando las palabras      ¿cómo y cuándo ha de besarme la suerte si el destino es una inerte consecuencia de la historia y ya no tengo memoria sin huella de llanto y muerte?

Que no te acuse      mi amigo      la conciencia en esta noche     no serás otro fantoche que bese el polvo al abrigo de mi insolencia      un estribo de ideas me van pudriendo la ternura     no comprendo por qué el destino se ensaña con mi voz     por qué esa huraña silueta me va engullendo y toma mi sombra y duerme bajo mis pies     ¡caro amigo!     sostén la copa conmigo      pósala en mi labio inerme que la evade     puedes verme sacar el alma entumida      no llores     ya no hay salida     que no te asuste el espasmo     yo he sido así  (sin sarcasmo) por dentro      toda la vida


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La muerte de su mejor amigo por un descuido suyo, la de su primera esposa y toda una cadena de calamidades que concluyó con el descubrimiento de un cáncer, lo llevaron a su cruel desenlace. Al ser internado, Quiroga se enteró de que en los sótanos se encontraba encerrado un monstruo: un desventurado paciente con espantosas deformidades llamado Vicente Batistessa. Batistessa se hizo amigo y rindió adoración eterna y un gran agradecimiento al escritor. Desesperado por los sufrimientos y en presencia de este hombre, Horacio Quiroga bebió un vaso de cianuro que lo mató pocos minutos después entre espantosos dolores.



MAR DEL PLATA, 25 DE OCTUBRE DE 1938


A los doce años escribo mi primer verso. Es de noche; mis familiares ausentes. Hablo en él de cementerios, de mi muerte. (…) Desde entonces, los bolsillos de mis delantales, los corpiños de mis enaguas, están llenos de papeluchos borroneados que se me van muriendo como migas de pan.

Alfonsina Storni


Hay un pasaje escuálido en mi pecho
otro sepulcro que en su luz destella
un aforismo incrédulo      una huella
fingida por los dioses en mi lecho
el canto de las aves ya deshecho
semeja un réquiem trémulo y selvático
y arrastro algún poema que acrobático
se escurre por los dedos      por la boca 
mis versos son un río y en la roca
del miedo se deshacen      ¿qué hierático
perfume me seduce en esta hora?
¿Acaso debo asirme a esta falacia 
al verbo      a mi recuerdo      a la eutanasia
en otra irrealidad que se avizora?
Si dios viene en camino y se demora
si albergan sus paisajes regocijo
cómo le digo entonces      Padre      al hijo
que soy como una flor en la corriente
que el mar es un refugio conveniente
que ya no tengo fuerzas      ni acertijo
ni respuesta      que ya no tengo nada
salvo esta incertidumbre  ante el letargo
Probé la soledad y es un amargo
brebaje para ungir la madrugada
y no puedo esperar      sobre la almohada
te dejo     Muerte      mi mejor vestido
me llama Dios     me insiste     y el olvido
galopa cual tornado por mi frente
Me voy al mar       Si él llama nuevamente
le dices que no insista, que he salido…


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La muerte de su amigo Horacio Quiroga la afectó mucho. Alfonsina fue operada del cáncer de mama en el Sanatorio Arenales. Se pensaba que era un tumor benigno pero tenía ramificaciones. Siempre había sufrido de depresión, paranoia y ataques de nervios, a partir de ese momento los síntomas de enfermedad mental se recrudecen. Se volvió retraída y evitaba a sus amistades. Se suicidó  arrojándose a las aguas desde una escollera del Club Argentino de Mujeres. Sobre la escollera se encontró unos de sus zapatos que se enganchó con los hierros cuando se tiró al mar.



LEWES, SUSSEX, 28 DE MARZO DE 1941


Siento que voy a enloquecer de nuevo. (…) Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser.

Virginia Woolf (a su esposo)


Me pierdo en las esquirlas de esta casa
acróstico de inocuas disecciones
escapo del fagot    
los escorpiones
los besos del fantasma que me abraza
no puedo recordarte sin la escasa demencia de lamer los anaqueles que deambulas     no alcanzan los lebreles del fracaso tu onírica promesa
ya nadie te maldice    
nadie reza
un ángel escapó de los dinteles de esta gruta    
vacía como tantas
murciélagos de sombras al descuido
no alcanzo a respirar    
es mucho el ruido de las tribulaciones    
¿Cómo aguantas el peso de la sangre en estas plantas que vuelan tras tus besos?

¿Qué insensato demonio me dio alas?   
¿Qué arrebato de culpa... ?

Como péndulo escabroso me quiebro ante las aguas
peligroso se muestra mi reflejo
mi alegato


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Durante su vida, sufrió una enfermedad mental hoy conocida como trastorno bipolar (se piensa que desencadenada por la muerte de su padre y también influido por los abusos deshonestos que ella y su hermana Vanessa padecieron a manos de sus medio hermanos). El estallido de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa de Londres durante el Blitz, y la fría acogida que tuvo su biografía de su amigo Roger Fry, empeoró su condición hasta que se vio incapaz de trabajar. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse cerca de su casa y se ahogó. Su esposo enterró bajo un árbol sus restos incinerados.





1961-1969




KETCHUM, 2 DE JULIO DE 1961


Hagamos que nuestras vidas cada día tengan más vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más. Hay que vivir ligero porque el tiempo de morir está fijado.

Ernest Hemingway


Sobre la tumba     la rosa oración de mi calvario     espíritu fornicario de laúdes     se destroza el epitafio y la fosa es un lecho imaginario     la muerte es un comentario      solo eso     una caricia de la otra vida     delicia de no ser un mercenario

Sobre los huesos el grito teje un epílogo enhiesto     un obituario funesto de la historia     nada escrito por el hombre      su inaudito concierto sobre el letargo de la muerte es un encargo de aquellos que nunca fuiste

¿Quién llora      quien se resiste al silencio?

Sin embargo todos caminan inertes al centro del caduceo     la nostalgia es un trofeo     un cáliz sobre el que viertes la memoria

¿Cuántas muertes reconozco?

Soy un cuervo sobre las astas de un ciervo llevado al bosque prohibido     estoy muerto     más no olvido que sobre la piel       soy Verbo


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En 1944 viaja a Europa como corresponsal de guerra, participa en misiones aéreas de reconocimiento en Alemania y forma parte del desembarco en Normandía, siendo uno de los primeros soldados en entrar en París. Intenta escribir una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, que finalmente nunca concluiría. Hemingway se disparó a sí mismo con una escopeta. Dada la ausencia de una nota de suicidio y el ángulo del disparo, es difícil determinar si realmente su muerte fue autoinfligida o si fue un accidente. Se presume que una posible causa fue la enfermedad de Alzheimer que se le fue diagnosticada poco antes, así como su marcado carácter depresivo.



PRIMROSE HILL, 11 DE FEBRERO DE 1963


Me quedo muy quieta.
La  escarcha hace una flor,
el rocío hace una estrella.
La muerta campana,
La muerta campana. ..

Sylvia Plath


Adonde huir si la casa nubla tu razón y el miedo sigue ensanchando su dedo que supura gris y crasa penitencia      qué mordaza pondrás para tu linaje  consumido     qué brebaje será cura para el tedio de los escombros     qué asedio empuñarás como excusa si la ciudad es profusa sustancia del epicedio

A dónde escapar sin lumbre      ni derrotero     ni entuerto     para secar en el huerto la higuera     la incertidumbre     y la agónica costumbre de bendecir el parnaso     la distancia de tu brazo en pos de la  sinestesia y los papiros de amnesia que duermen en tu regazo

A dónde vas  sin un brote de culpas y sin la brújula     sin el discurso y la esdrújula mirada sobre el barrote     lamiendo como un coyote señales en el solsticio     a dónde vas si en tu vicio llevas escrito el poema     Ser o no ser     el dilema levita en el precipicio

Ignora las direcciones cotidianas     el impuro sonido del viento    el muro plagado de apariciones

Incinera las canciones     el discurso del profeta     y permanece en la grieta mortífera de tu raza

A dónde huir si la casa nubla tu razón     poeta


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Aunque durante mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debieron a la muerte de su padre cuando ella contaba nueve años, pérdida que nunca logró superar, hoy se sabe con certeza que padecía trastorno bipolar, enfermedad mental que en la actualidad tiene adecuado tratamiento. Tras la separación de su esposo, sola con sus hijos y sin dinero, Sylvia Plath se suicida asfixiándose con gas.



VIET NAM, 11 DE JUNIO DE 1963


Mientras se quemaba nunca movió un músculo, nunca pronunció un sonido, su compostura contrastaba con los lamentos de las personas a su alrededor.

David Halbersta, acerca del suicidio de Thích Quảng Ðức


Ante los ojos    velamen
de la postrera caricia
razón de la subrepticia 
mirada      Dios      el examen
nudos de pieles que aclamen
párpados en fuga ciega
brisa de muerte que llega
tras el coraje marchito
de los dragones      el grito
la garganta que lo niega

En derredor todo aguarda
mi cuerpo es un estilete
herida infame      sainete
aullido de loba parda
¡que la conciencia no arda
en la hoguera!       Hierofante
condición de caminante
sobre el arco de la ceja
la mirada es una reja
sobre la piel      circundante
la sombra triste del ciego
quiebra el ritual      providencia
cáliz rebosante      ciencia
contra las reglas del juego
brújula sobre el apego
de andar hacia parte alguna
sobre los cuerpos       Arjuna
mira y fulmina en mis ojos
efigies de cuernos rojos
en el rostro de la luna


______________________________________
Thích Quảng Đức llegó frente a la embajada de Camboya junto a una procesión que se inició en una pagoda cercana, para protestar por el abuso al que estaban siendo sometidos los budistas por parte del gobierno y la iglesia católica. Thích Quảng Đức se sentó en una almohada adoptando la posición del loto. Después que vaciaron el contenido de un bidón de combustible sobre su cabeza, Thích Quảng Đức recitó las palabras «Nam Mô A Di Đà Phật» («homenaje a Buda Amitābha»), prendiendo posteriormente un fósforo y arrojándoselo al cuerpo.



PEKÍN; 24 DE AGOSTO DE 1966


El Cielo y la Tierra se juntan
                               y dulce la lluvia cae,
más allá de la voluntad de los hombres.

Lao She


I
El camino es una espada lacerando nuestras huellas
y las visiones    
estrellas inertes bajo la hinchada voz de los genios
ya nada escudriña el celibato    
premonición del ingrato verbo gris
para el silencio    
puño de miel que sentencio
derramado en el contrato


II
Fugaz    
indeleble    
mudo    
el paso oscila siniestro    
camino sobre el maestro que no soy
y me desnudo    
cómplice    
omnisciente    
el nudo se deshace en nuestras pieles    
quebrados los decibeles de mi garganta adherida
a la cruz de nuestra herida    
duermo en tristes anaqueles


III
Las piedras son los profetas
con que tropieza el destino    
bautizado por el vino    
enajenado el asceta    
serpiente voz    
voz saeta    
visceral en su desvelo    
las piedras trazan el velo de cada paso    
la luz comienza a arrojarnos sus idilios en el anzuelo


IV
Y ya mi cuerpo no reza ni maldice    
soy un pez roto en estatuas     
la mies arrojada con pereza    
transito en otra cabeza que persiste contra el sueño    
no levito    
no despeño mi conciencia en el vacío    
el camino y el hastío
han subastado mi empeño


V
Sigo en anónima espera como pústula en mis ojos    
colmillos de dioses rojos me desnudan en la hoguera   
mi displicencia no era razón para su jolgorio    
conjuro premonitorio
una daga en mi costilla    
ahora soy pez     
la semilla de un testamento ilusorio


_________________________________
En plena Revolución Cultural, Lao She fue citado en el Templo de Confucio de la capital china junto a otros intelectuales acusados de "derechismo". Lao She fue insultado, vejado y golpeado por los guardias rojos, primero en el Templo de Confucio, y después en una comisaría. Al final del día se le permitió volver a su casa con su esposa, y le ordenaron volver al día siguiente para continuar sus sesiones de autocrítica. Según la versión oficial, al día siguiente Lao She fue al lago de Taiping en Pekín, donde pasó largas horas hasta que, de noche, se suicidó sumergiéndose y ahogándose en el lago, tal vez siguiendo el ejemplo de su homólogo Li Tai Po.



SANTIAGO DE CHILE, 5 DE FEBRERO DE 1967


Gracias a la vida que me hado tanto…

Violeta Parra


Viví como rehén de la argamasa 
dormí como los héroes en portales
nutrí con los recuerdos los cristales
lloré dentro del puño y su mordaza
jugando al cimarrón bajo la escasa
tormenta de los verbos contra el muro
me desperté sin Dios      sin el apuro
de ser otra fetiche complacida
que grita frente al mar     nací dormida
manché de perfecciones el conjuro
y fui sordo destello en el oscuro
tapiz que adornan bardos y poetas
medí perfectamente las secretas
silabas del pasado y el futuro
soñé con un bisoño y prematuro
poema     yo maldije a quienes atan
mi juicio al de sus musas      y arrebatan
mis sueños  por llorar con mis hermanos
Quise ser     Poesía      entre tus manos
…y morirme contigo si te matan…·

· Joaquín Sabina


La incomprensión del público chileno fue uno de los factores que desencadenó su muerte. Violeta Parra se suicidó en la carpa de La Reina, dejando un legado de esfuerzo y sacrificio a Chile y el mundo. Paradójico resulta pues, que quien escribiera la canción "Gracias a la vida", todo un himno a la vida, terminara suicidándose solo un año después de publicarla.



SANTIAGO DE CHILE, 10 DE SEPTIEMBRE DE 1968


Me llegó tarde, casi por cumplido y porque creían que no iba a molestar más.

Pablo de Rokha
(al recibir el Premio Nacional de Literatura)


En este rincón anciano
vibra el susurro del verso
cruel aforismo     perverso
claroscuro del pantano
que nos rodea     un lejano
resguardo a contracorriente
para el miedo     consecuente
como la voz del sigilo
voy de bruces sobre el filo
de otra navaja      ¿Quién siente
la sensación persistente
de que todo se repite
en esta vida?      Un desquite
del destino consecuente
resguardo a contracorriente
que nos rodea     un lejano
claroscuro del pantano
cruel aforismo     perverso
vibra el susurro del verso
en este rincón     anciano


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Mantenía una ácida crítica al poeta Pablo Neruda, que él llamaba plagiador, mistificador de los trabajadores y al cual clasificó de falso artista. Rokha, con su comunismo ateo y prepotente, no era aceptado entre los seguidores de Neruda. Continuó su vida embargado en el dolor y el recuerdo imborrable de su compañera Winétt, fallecida debido a una cruel enfermedad. El dolor se agrandó con la muerte de su hijo Carlos, lúcido poeta de la época, aunque poco reconocido en la actualidad. Pablo de Rokha se suicidó de un balazo en la boca, siguiendo el destino de su hijo y el de su amigo Joaquín Edwards Bello, muerto ese mismo año.



ROMA, 16 DE MAYO DE 1969


La comprensión del pasado ha sido para mí una especie de obsesión. (...) Recuerdo a la Isla de Pinos de mi adolescencia como un lugar vago, sin límites, de cabalgatas interminables y generosa lluvia.

Calvert Casey


Tres caminos de la historia     tres dolores ancestrales     crónicas de verticales lamentos de la memoria     consagración de la euforia en crisálidas ajenas     pústulas en mil cadenas de castillos asediados      conceptos desconcertados en las palabras serenas

Número 1: silente
soporte para el ocaso    
de la verdad          el portazo
discurre como un ausente
suspiro       y otro evidente
movimiento del futuro
de una ciudad en lo oscuro
presa del mismo complejo:
la sinrazón y el consejo
de Dios soportando el muro

Número 2: Ausente del misterio
del agua que rodea la barcaza
gritando los blasones       en la brasa
del cuerpo danza un ángel      cautiverio
sin brújula      ni adiós      ni ministerio
capaz de contentar esta compleja
visión de atardeceres en la vieja
ventana de las islas     el lamento
de pájaros que vuelan contra el viento
y añoran el amparo de la reja

Número 3: (Palabras o curas para el alma)
Se necesita un vórtice      un ciclón        una estela
algún jarabe místico contra la secuela
de las calles y el vicio de aparentar la calma
beberse los licores de otros en la palma
de una mano ofrecida contra la cruz y el rayo
jurar lealtad al cielo y ser un fiel vasallo
de la tierra     ¡triste historia!     y sobre la medida
de todo nuestro tiempo reposar esa herida…
Ser parte de este juicio y renunciar al fallo


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Era un hombre atribulado sobre todo por dos cosas: su condición homosexual en los años 60  y porque muchos lo consideraban una voz menor dentro de esa generación de los 50 en Cuba, también fue marcado por el complejo de lo norteamericano, que comienza con el propio nombre… Se suicida con barbitúricos, según carta de defunción. Irónicamente el Día Mundial contra la Homofobia (que se instauró en 1990).  Antes mandó diferentes cartas explicando su suicidio, que se extraviaron en una huelga de correo, excepto la dirigida a la policía.





1970-1997




PARÍS, 20 DE ABRIL DE 1970


Ciégate para siempre: también la eternidad está llena de ojos.

Paul Celan


¿Qué decir     a quién      a dónde     si la palabra  es un rastro de miedo bajo el camastro?

¿Por qué la duda se esconde tras la verdad y responde como un eco sobre el muro?

¿Cómo he llegado a ser puro remordimiento en la grieta de mi silencio?  

¿Qué treta nos ha tendido el futuro? 

¿Quién responde a este pseudónimo del tiempo y de lo que escribo?

¿Acaso el alternativo deseo será el homónimo aliciente de mi anónimo pecado?

¿Por quién me callo si he gritado hasta el desmayo frente al espejo?

¿Mi muerte correrá la misma suerte que mi vida?

¿Cómo estallo y quiebro en mil esta puerta que me contiene?

¡Oh Dios!

He deambulado este atroz laberinto     
la desierta melodía de una muerta suposición
¡Encontrarme detrás del verbo
Salvarme
mostrar mi voz
cuanto he visto!...

pero Dios… aún si insisto…

¿Alguien vendría a escucharme?


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Su obra fue publicada pero muy marginalmente. Asume tradiciones literarias muy diversas junto a datos teológicos, filosóficos, científicos, históricos y personales, transformando a su obra en algo complejo y arcano para el lector superficial. Rilke y Eliot ya habían abordado mucho tiempo atrás ese problema metafísico de la destrucción, destierro y exilio de la palabra poética. Celan reinstala ese problema literario en los campos de concentración y, al mismo tiempo, esa peregrinación al fondo del infierno contemporáneo tiene unas raíces puramente biográficas (sus padres desaparecieron en esos campos). Se suicidó arrojándose al río Sena desde el puente Mirabeau (París).




TOKIO, 25 DE NOVIEMBRE DE 1970


No comprendo cómo me han dado el premio Nobel a mí existiendo Mishima. Un genio literario como el suyo lo produce la humanidad sólo cada dos o tres siglos. Tiene un don casi milagroso para las palabras.

Palabras de Y. Kawabata sobre Yukio Mishima


Escrito sobre la piel marmórea del aforismo
se decanta el silogismo
la duda triste   
la infiel bombarda    
espada sin hiel
rota en los huesos de un niño
sapo vestido de armiño cabalgando la miseria
fragilidad de una seria sonrisa    
la muerte    
el guiño

Espejo que se repite como acróstico insondable
triangulación razonable
bulímica del desquite
no hay palabra que me incite      Señor
a besar la herida de la ciudad
adherida al rostro amargo del cielo
La realidad es un velo
sublime    
parco     
h
   o
     m
         i
           c
              i
                d
                   a


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Formó la Tatenokai (Sociedad Escudo), milicia privada compuesta sobre todo por jóvenes estudiantes patrióticos. Mishima y cuatro miembros de la Tatenokai visitaron con un pretexto al comandante del Campamento Ichigaya, el cuartel general de Tokio y ataron al comandante a su silla. Mishima salió al balcón para dirigirse a los soldados reunidos abajo. Como no fue capaz de hacerse oír, acabó con el discurso tras solo unos pocos minutos. Regresó a la oficina del comandante y cometió seppuku. Mishima preparó su suicidio meticulosamente durante al menos un año. Debía haber sabido que su intento de golpe jamás podría haber tenido éxito.




BUENOS AIRES, 25 DE SEPTIEMBRE DE 1972


Cúrame del vacío --dije. (La luz se amaba en mi oscuridad.
Supe que ya no había cuando me encontré diciendo: soy yo.) Cúrame --dije.

Alejandra Pizarnik


Hay un vértigo tangible manchando la realidad…     hay una absurda orfandad en todo lo cognoscible…    hay una culpa indecible que supura penitencia…     hay una gris trascendencia en las manos de la suerte…
hay esperanza en la muerte…

¡Qué irónica coincidencia!


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Su infancia fue muy complicada. Hablaba el español con marcado acento europeo y tartamudeaba. Tenía graves problemas de acné y una marcada tendencia a subir de peso. Es posible que comenzara por esta razón a ingerir anfetaminas —por las que pronto desarrolló una fuerte adicción— que le provocaban prolongados períodos con trastornos del sueño, euforia e insomnio. Para contrarrestar los efectos de las anfetaminas, consumía con frecuencia fármacos para dormir. A los 36 años se quitó la vida ingiriendo 50 pastillas de un barbitúrico (Seconal) durante un fin de semana en el que había salido con permiso del hospital psiquiátrico «Pirovano» de Buenos Aires, donde se hallaba internada a consecuencia de su cuadro depresivo y tras dos intentos de suicidio.



BOSTON, 4 DE OCTUBRE DE 1974


Ayer fue el día en que llevé regalos para tu regalo
y salí del campo para encontrarte en medio de la calle.

Anne Sexton


Te vas     Vida      yo bajo la cabeza
no escucho la canción de tus palabras
el cielo es una espora de macabras
rapsodias     otro día     otra promesa
no puedo regalarte la certeza
de que mañana al fin tendremos lumbre
capaz de aniquilar esta costumbre
de regresar a un seto inexistente
que debes escalar     alta la frente
la historia de estas calles y su herrumbre

Tus besos llevan sombras en los labios
siluetas apresadas     inconexas
me pierdo entre tus dedos y te anexas
al grito que galopa esos agravios
yo siento tu saliva como arrabios
que forjan una espada redentora
ofreces tus demonios     la traidora
serpiente que celebra la manzana
mostrándome desnuda en la ventana
que nunca quise abrir     menos ahora
que llego hasta el camino y es un pozo
plagado de alimañas      un cubil
de huellas como espejos     un atril
para mi decadencia y nuestro gozo
un cofre de caudales     un destrozo 
un mísero licor para que flagre
la duda que me dejas      esta almagre
rareza de tenerte     desafuero
desnúdame y ofrece     que yo espero
una vez más     tus purgas con vinagre


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En 1954 se le diagnosticó depresión postparto, sufrió su primer colapso nervioso, y fue admitida en el hospital Westwood Lodge. En 1955, después del nacimiento de su segunda hija, Sexton sufrió otra crisis y fue hospitalizada de nuevo; sus hijas fueron enviadas a vivir con sus abuelos paternos. Ese mismo año, en su cumpleaños intentó suicidarse. Sexton ofrece una visión íntima de la angustia emocional que caracterizó su vida. Anne convirtió la experiencia de ser mujer en el tema central en su poesía, es la figura moderna del poeta confesionalista, a pesar de que soportó críticas por tratar asuntos tales como la menstruación, el aborto y la drogadicción. Se suicidó inhalando monóxido de carbono.



NUEVA YORK , 7 DE DICIEMBRE DE 1990


No queremos ni un susurro más, que se aplauda o se chille cuando se les ordene. Ni un susurro, ni un susurro, ni una palabra que no entre dentro de lo pre planificado.

Reinaldo Arenas


Reconozco las razones que conducen al destierro de los poetas y el fierro que lame contradicciones ancestrales      las canciones para ahogar esta penuria van cosidas a la furia que flota sobre el sarcasmo      voy descubriendo mi orgasmo en las ruinas de Lemuria

Otro légamo infinito es el dintel de esta puerta      el pasaje de una muerta verdad que sepulta el grito de las vestales      me excito con la musa que resana su voz en mi sexo      diana para mi orgullo en  su  nombre

¡Tal vez muera como un hombre mordido por la manzana!

Tal vez el miedo me insiste y derogo la cordura sobre el papel      la clausura de mi cuerpo es el alpiste para el sueño         se resiste mi corazón al destierro y doy crédito al encierro de la conciencia desnuda

Ya puedes morirte cruda realidad

Ya no me aferro al vórtice tremebundo de la mano en estampida juzgando a Dios      la salida pertenece a algún profundo pasaje      de frente al mundo que deslucimos      la muerte del escritor se convierte en bendición o bonanza  de las ciudades      me cansa vivir buscando la suerte

Ya sé que cada minuto desnudo mi penitencia y soporto la sentencia de los míos      ya no hay luto para mi alma      el enjuto teorema que regurgito sobre la piel es proscrito enjambre para la casa

Soy un suspiro que pasa por el papel

Un maldito


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En toda su vida, Arenas sólo pudo publicar un libro en Cuba: Celestino antes del alba. En el exilio, desarrolla una profunda visión intelectual de la existencia enmarcada entre la expresión poética más hermosa y la más amarga derrota del desencanto. Estableció su residencia en Nueva York, donde le fue diagnosticada la enfermedad del VIH / SIDA y tres años más tarde se suicidó.



LA HABANA, 23 DE JUNIO DE 1993


Porque eres parte de la leyenda de mis ojos
y no sabes qué significas en tu silencio,
porque te miro como el que marcha condenado
y agradece un poco de sol, unas palomas…

Raúl Hernández Novás


Ella me devoraba como a un trozo
de pan que hiende al hambre su escalpelo
y en otro laberinto del recelo
trazaba algún pasaje silencioso
Yo moría en sus piernas como un pozo
se pierde entre las rocas y el cadejo
de nombres en la Tierra      y un reflejo
de Dios naciendo al borde de su piel…
Leíamos poesía de Gardel
coreada por un tango de Vallejo

Su cuerpo fue un islote que flotaba
sobre la omnipresencia de la suerte
mi sombra fue la sombra de la inerte
ciudad que tras los muros asechaba
los gritos  fueron flechas en la aljaba
los dedos       estiletes del letargo
mi lengua entre sus pétalos       amargo
principio para un fin inevitable
y el cuervo de mis ojos      despreciable
nacía de su angustia      sin embargo
yo pude ser un tábano     un fantoche
que ansiaba la humedad de ciertas rutas
las voces de Sodoma      las hirsutas
palabras que se pierden en la noche
pudimos ser un mísero reproche
un espejismo gris de madrugada
ella pudo ser crótalo en la almohada
tarántula desnuda     prisionera
de algún placer sabático      quimera
lamiéndome el orgasmo en la mirada

Pero no fuimos más que un cataclismo
de olores y fluidos consecuentes
catálogo de sombras disidentes
que al fin y al cabo son un espejismo
rompimos en pedazos el lirismo
la cruda soledad de algún pronombre
y fui devuelto al polvo     como un hombre
cegado por frugales desenfrenos
Pagué por el olvido de sus senos
y ella cobró      la ausencia de mi nombre


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La pérdida de la madre, la enfermedad del padre, su incapacidad para enfrentar la situación económica de la década final del siglo XX en el país, sus continuas desilusiones amorosas transformaron negativamente la personalidad de Novás que, a partir de entonces escribió poco y dejó sus grandes pasiones: la literatura, la música y el cine. Próximo al crepúsculo, después de tres intentos fallidos de suicidio según comprobaron los peritos, puso fin a su vida con un disparo. Se suicidó con una pistola del siglo XIX, heredada de sus antepasados.



LA HABANA, 14 DE FEBRERO DE 1997


(…) no soy más que un vecino
asomado a su balcón prestado entre balcones.
Quién me mira desde allá abajo y quién lo
mira a él desde aquí arriba.

Ángel Escobar


Otra duda me apuñala en la orilla de este pozo
un aire de calabozo
una herida que acicala mi nacimiento
y escala sobre la muerte infinita de la ciudad

¡la maldita ciudad!

La última piedra
será una voz que no medra
sobre la fuente marchita que transito
la oquedad me consume
no hay clemencia para mí
la intermitencia de mis palabras
la edad de mis pasos
la verdad
corta mi lengua de cuajo
y grito a Dios:
¿Quién carajo me salvará del abismo?

El salto es un silogismo…

No puedo
                 caer
                         más
                                bajo


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Escobar cultivó una poética profunda y real, sin discursos banales ni superfluos. Su afán por desentrañar los misterios existenciales de la vida y la muerte, el dolor y la resistencia, la angustia, devinieron en alucinaciones y desarreglos esquizoides. Según Enrique Sainz, (…) el poeta pudo elegir entre el silencio y la palabra, entre el sufrimiento callado y la poesía angustiada,  entre la poesía tonta y la suya, desesperada y anhelante de transparencia, conocimiento. (…) Casi a punto de cumplir los cuarenta años decidió una tarde sentarse en el balcón de su apartamento y se dejó caer.





Nota final
(Retórica del artista o conjuro contra la niebla)


¿Quién abandona el consuelo de su espíritu?

Los sueños dormidos entre los leños de la ciudad alzan vuelo     quebrando la paz de un suelo que no ha vivido pisada más pura      la otra coartada que nos corroe      ¿Qué rostro tendremos?      ¿A quién descostro en bien de la madrugada?

Me habitan pulgas del miedo     lujuria escasa en mi nombre por descubrir     soy un hombre lanzado como torpedo contra los suyos      no puedo desdibujar mi sarcasmo     mis huellas son el orgasmo de la ciudad     ¿Qué despojo puedo arrancarme del ojo para romper el pleonasmo?

Cada camino conduce a otro camino encriptado

El recodo ajusticiado por las pisadas abduce los espectros     en el cruce de los paisajes de piedra la memoria es una hiedra trepando en la circunstancia     frigidez de la abundancia tatuados en el exedra

No hay faro para las huellas del que no lleva destino      sobre un sendero asesino odiado por las estrellas no hay faro para las huellas y no hay razón suficiente para deambular ausente del propósito     ¿quién grita     quién muere     quién resucita en un paso diferente?

Los adoquines son huesos dormidos bajo los pies      la ciudad muestra la tez raptada por los excesos de los mártires      los rezos como brújulas de Dios nos conducen hacia los extraños ritos del alma

Que nadie pierda  la calma

No quieras ser otra voz