viernes, 28 de julio de 2017

(In)mutaciones del solitario



(In)mutaciones
del solitario

PREMIO
IBEROAMERICANO
CUCALAMBÉ 2014

Publicado por la Editorial
Sanlope (Las Tunas, 2015)


 
Autor:

 
A la izquierda, Miguel Mariano recibe su premio. Foto: Yaciel Peña, tomada de Juventud Rebelde.


Miguel Mariano Piñero Martínez (Guáimaro,1958) residente en la comunidad de San José, municipio de Colombia, Las Tunas, donde fundó en marzo del 2013 el Grupo de Escritores Rurales, agrupación que preside desde entonces. En mayo de ese año ingresó a la Filial provincial del Grupo Ala Décima en Las Tunas. Tiene publicado además el libro Divagaciones entre las nubes y el lodo (Editorial Sanlope, 2009) y aparece en diversas antologías. Ha obtenido premios en concursos nacionales y provinciales, entre ellos el tercer lugar en el X concurso nacional Ala Décima (2010) con su cuaderno Cartas desde el infierno. En el 2011, su obra Discursos del solitario mereció el más alto lauro en el Concurso nacional de glosas Canto alrededor del punto. En el 2012, recibió mención en el concurso iberoamericano Cucalambé. Acercamientos a su obra poética pueden verse en la antología on line Arte poética. Rostros y versos y en el blog Odiseo en el Erebo (acceso con los anteriores links), ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. En febrero del 2013 alcanzó el Premio Ala Décima con su cuaderno Epístolas del escriba. A fines de ese mismo año, mereció en el II concurso nacional Toda luz y toda mía el Premio UNEAC, segundo lugar del certamen. De su libro (In)mutaciones del solitario, hemos publicado el poema Fe de erratas en los discursos del solitario. Su poema Moribundos, con este link, puede verse en la entrada titulada Miguel Mariano visto por Carlos Esquivel.






 


JURADO









EQUIPO DE REALIZACIÓN


Edición: Argel Fernández Granado
Diseño y composición: Samuel Perdomo Fuentez
Corrección: Luz de la Caridad Maestre Vega
Impresión: Andrés Sao Téllez
Encuadernación: Roberto Pupo Acosta
                               Jorge Luis Polanco Martínez









PRÓLOGO

TRIBULACIONES DE UN SOLITARIO
(O: TODOS SOMOS CULPABLES)

 


He vuelto sobre este libro una y otra vez. En él me sumerjo con la destreza de un buzo, como quien explora el centro de la tierra, el corazón ennegrecido de un volcán, o las esencias egipcias con que dioses y faraones se embadurnaban para encontrar el equilibrio.

Así me atrapó este “solitario”: tentado estuve; poseído, y luego transportado a ese universo donde sobrevivir es necesario, sin importar el precio de la sobrevida.

                         Viajo entre nubes de humo
                         sobre fuego casi extinto
                         busco un paisaje distinto
                         para negar cuanto soy
                         Me descubro
                                                    solo estoy
                         sin rumbo en un laberinto.

En (In)mutaciones del solitario, de Miguel Mariano Piñero Martínez, el trasfondo es la propia carne, la similitud y la disparidad con otras carnes y la resolución de (re)encontrarse a toda costa: permanecer ahogándose o resucitando; perseguido o persiguiendo, pero nunca vencido.

                         Busco a ciegas un país
                         de lumbre para soñar
                         y fuerzas para saltar
                         el abismo hacia París.

Es este un libro de notable franqueza y lealtad; del desgarramiento a camisa quitada y las quemaduras a flor de piel, las cicatrices hondas y el amparo del verbo como adarga.

                        Comí manzanas
                                                     no niego
                        mis culpas frente a la hoguera.

No hay un compromiso marcado con la Lingüística, la Semiótica o la Morfología; de más está la teoría apuntaladora: a Mariano no le importa la crítica (entiéndase los críticos). Él va más allá; está por encima del pensamiento y los ejercicios de la memoria o el decir (re)buscando las palabras. El poeta se libera como un potro sorprendido de que el mundo no acaba detrás de la cerca y salta desbocado para comer de él a puro riesgo.

                      ¿No es acaso el Infinito
                      la meta limpia, segura?

¿Huye el poeta, sufre metamorfosis, se condena y se auto ejecuta? Yo nunca salgo de … nos deja claro. Él va a las raíces del instinto humano; y ahí pone la palabra burlando la lengua y sus artilugios. Hay claridad y símbolos, escudos y lanzas, metáforas e intertextos; pero, acaso él lo desconoce porque su presupuesto está dentro de sí, con el feroz rugido del dolor personal, desbordado en un dolor más alto.

                     Yo no tuve perro amigo
                     para lamer mis mitades,
                     ni otra lengua, ni oquedades
                    más profundas que mi ombligo.

Para Mariano, la palabra se convierte en píldora contra la fiebre de decir y escrutar; y la fiebre es su soledad crecida bajo un cristal de aumento donde cada escama o sajadura sale a la luz.

                    Regia suerte de estar vivo
                    como pez en el anzuelo.

No es este un discurso atropellado; hay cordura y lucidez; esperanzas en las entrelíneas, y una (in)vocación perenne, ora oficio de mutante, ora espina congelada al borde del abismo.

                    Todas las cruces que arrastro
                    hoy marcan mi derrotero…

Máscaras, las hay; sentencias, otro tanto; y también ira e ironía; amparo y abandono, explosión y sosiego, condena y perdón; valentía y pánico; riquezas y miserias; tristezas y alegrías; el bien y el mal, la culpa y el perdón. Nunca hemos estado más cerca del Todo y la Nada; el ir y el venir; el subir y el bajar; el decir y el callar. Al bardo lo persigue la soledad de la isla (entiéndase insularidad) y hay una intención desde su pesimismo fragmentado y sonoro, de poner a la soledad como trinchera y no como bandera. ¿Ser o no ser? más que una interrogante se manifiesta como atalaya filosófica. Miguel es cada uno de sus personajes y ninguno de ellos al mismo tiempo, pues hay otro poeta transgresor y omnisciente que todo lo ve, todo lo sabe, todo lo espera; aunque no lo diga TODO para dejarle a su interlocutor una puerta de escape.

Hay contradicciones existenciales transmitidas coloquial y contestatariamente y van del pasado al futuro, desde el presente, yuxtapuestas y en espiral (sin sentido (pre)meditado) donde confluyen arterias visibles, como canto de cigarra hundiéndose en los huesos, donde el poeta insiste en un machacar ¿agónico y conspicuo?, imprimiéndole al verso, su verso, un ritmo entre lo espacial y lo temporal, a través de formas diversas que van desde el más espinélico octosílabo hasta el endecasílabo, y se extiende al tono narrativo y epistolar para una confrontación con héroes históricos y literarios que parte desde las propias circunstancias homéricas, quijotescas o de los tan evocados Borges y Vallejo; trayéndolos sustancialmente al contexto donde el hombre se desangra.

                      …y busco en el camino, nunca cejo
                      en mi fe…
                                                    … ¿Nuestra fe
                      resistirá?...
                      ...¿Por quién resistir?
                      Si el mal y el bien andan juntos…

Cuando el lector entre a estas páginas, estará asistiendo, sin la menor duda, a la bondad del agua fresca en el nacimiento de un río y, a la vez, al más pavoroso baño de fuego en una hoguera, capaz de convertir en milagro salvador la palabra.

Alberto Peraza
Marzo de 2015














(IN)MUTACIONES
DEL SOLITARIO






A Mercy,
a mis hermanos Argel y Samuel,
a Melissa y José Miguel: mis retoños,
a toda mi familia.




Nunca como hoy las almas humanas recorrieron
con tanta soledad sus caminos abandonados.
Georg Lukács








CONJETURAS




— Entonces dime, poeta comanche,
¿cuál otro perdón nos queda?
— Cantar a dentelladas la mordida.
Pedro Péglez






CONJETURAS

Toda palabra dice algo más de lo que debiera
y, también, menos de lo que debiera expresar.
José Ortega y Gasset

Estoy solo, no hay lenguaje
libre sobre los caminos
del ser, vagos pergaminos
no dejan ver el oleaje
de las sombras, llevo un paje
tatuado en el intertexto,
otra voz, un metatexto
estéril que todos creen
sin recelos, nunca leen
entre las líneas del texto.

Estoy solo, no hay perfil
estático en la palabra,
intertexto, ¿quién nos labra
monedas sobre el marfil?
¿Quién nos confina a un cubil
de ingenuidad? Tanto miedo
nos hace nimios, ¿cuál credo
deja la palabra trunca?
Mejor mañana que nunca.
¿Cuándo saldremos al ruedo?

Estoy solo, frente a Dios,
sin un nombre, soy el verbo
desnudo de luz, un ciervo
sin verdades (una tos)
que me suplanta la voz,
grita por mí, cuánta herrumbre
calla su olor por costumbre
e incendia, otra vez, la espera.
Estoy solo, en mi escalera,
sin rostro, en la muchedumbre.




CONCLUSIONES PARA OTRO
SAINETE INCONCLUSO

Con Jorge Adrián Betancourt

El mundo se ha reído siempre de sus propias
tragedias como único medio de soportarlas.
Oscar Wilde

San Vilio tiene profundos
lunares en sus arterias,
disimuladas miserias
latiendo entre los segundos
del reloj. Tiene otros mundos
satanizados adentro
de su mundo, el epicentro
de un terremoto dormido.
San Vilio es un perro herido
de nostalgia y desencuentro.

San Vilio tiene tribunos
con verdades inconclusas
que guardan en sus excusas
involuntarios ayunos
y sus conciertos perrunos
auguran cambios de dueños.
Tiene zánganos con sueños
de reinar en la colmena
y son sólo almas en pena,
carbones que fueron  leños.


El exilio es sólo un plagio vulgar…
Alexander Besú

Mi pueblo tiene turistas
que comparten sobre el limo
de la pasión con “un primo”
sus lascivias masoquistas.
Dos mitades, dos aristas
de un cuerpo ¿Cómo ganar
el sortilegio? ¿Escapar?
Si los peces de San Vilio
han probado que el exilio
es sólo un plagio  vulgar.


…yo soy la puta…
Nuvia Estévez

Aquí hay un tren que no llega
hasta Omaja ni Macondo,
un bar de nombre redondo
donde la cordura es ciega.
Hay un loco que navega
en su psiquis diminuta,
una dama que permuta
por otros sus senos leves
y así como Nuvia Estévez
afirma: yo soy la puta.


San José (especie de Macondo a la inversa)
Argel Fernández Granado

Mi pueblo tiene profetas
que predicen el pasado
de los necios y han ganado
aureola de marionetas.
Mi pueblo guarda en sus grietas
la aspiración de ser pez
sin polvo gris. No hay tal vez,
no hay nubes, ni nuevo día.
San Vilio es la profecía.
Nuestro Macondo al revés.


Una gaviota se caga
sobre la vejez del muro
Alexander  Besú

Hay un pastor que se embriaga
con la piel de sus ovejas,
un muro con moralejas
antiguas y letra vaga.
No hay gaviotas. ¿Quién se caga
sobre el ocaso, Besú?
Hay un vil que cambia su
identidad por arroz.
Con nosotros vive Dios,
Caín, Luzbel y Esaú.


Para el viaje infinito a las estrellas
Adalberto Hechavarría

San Vilio tiene de todo
lo que brota entre la nada,
destellos de una alborada
sobre sus nubes de lodo,
sonrisas buscando un modo
de alegrar pesadas huellas,
santos contra las querellas
del tiempo y un equipaje
sin fulgores para el viaje
infinito a las estrellas.




MEMORÁNDUM DE LA EXCUSA

¿O le regalo mi ser
de polvo sobre la tierra?
Luis Mariano Estrada

            I
Qué heredad recibe el hijo
de algún poeta de suerte
esquiva
              cuando la muerte
lo convierta en amasijo
de huesos
                un acertijo
donde probar su destreza,
cautela
             pavor
                       tristeza
luz de raídos espejos
un trillo de pasos viejos
su desilusión confesa.

Yo le dejaré la odiada
pobreza
             un rayo ultrasónico
de mi correo electrónico,
elescribapuntonada,
la cumbre no conquistada,
una espinela inconclusa,
un memorándum de excusa,
por las veces que busqué
la bala
            y nunca acerté
desde mi ruleta rusa.

Los panes detrás de un muro,
la escalada
                   el desafío,
mi piel a prueba del frío,
quimeras en claroscuro,
encrucijada al futuro,
un adiós
              cuánto ha llovido,
una senda a lo prohibido,
la sombra sobre mi techo
y un epitafio, en el lecho
con una palabra…
                              olvido.




SOBRE LA PIEDRA DEL DESTINO

A menudo encontramos nuestro destino
por los caminos que tomamos para evitarlo.
La  Fontaine

Cuánto le cuesta a mi vida
el mito de ser alción
si yace junto al turbión
sobre ola indefinida
donde parar la embestida 
del Cíclope
                     Se baraja
otra muerte
                     La navaja
desangra tiempo y moneda
Salve Dios cuánto se pueda
al envés de mi mortaja

Me voy    te dejo mi sino
sobre polvo maloliente
espurio andar
                        aliciente
trayectoria al desatino
sempiterno peregrino
al envés de Cuasimodo
sin espejo   sin un modo
para discernir el mal
busco mi juicio final
entre las nubes y el lodo

De egocéntrico presumo 
y escondo la marioneta
Furia
          desamor
                          vendetta
en mis latidos asumo
Viajo entre nubes de humo
sobre fuego casi extinto
busco un paisaje distinto
para negar cuanto soy
Me descubro
                        solo estoy
sin rumbo en el laberinto

Cuánto duele recorrer
esos túneles desiertos
dónde mutar
                     En qué puertos
me despojo del ayer
Cuánto cuesta no volver
a compartir nuestro pan
orgías donde Satán
a mis plegarias me aísla
—entre el confín y la isla
naves que no volverán—

Abro la marcha
                         Teseo
juego mi carta al destino
Dédalo traza un camino
incompatible al deseo
de volver
                 sigo
                         soy reo
de la sombras
                       entre los
Minotauros
                    Ya la voz
insolvente se quebranta
duele el eco en mi garganta
de tanto pedir a Dios.




CONFESIONES A LA OREJA DE VAN GOGH

Busco a ciegas un país
de lumbre para soñar
y fuerzas para saltar
el abismo hacia París.
Mi estancia es un hueco gris
donde discurre Vallejo,
demente, busco un reflejo
de luces en la demencia,
solo hay culpas
                           y una herencia:
los jirones del espejo.

Yo no tuve perro amigo
para lamer mis mitades,
ni otra lengua, ni oquedades
más profundas que mi ombligo,
no hay en mi isla postigo
obscuro donde la queja
escape,
             nostalgia añeja
del pincel.
                  Lienzo talado
me escurre óleo al costado
y sangre desde la oreja.

Nunca tuve sombra intacta
donde guardar mi endeblez,
ni el espectro de algún pez
sobre la cruz inexacta.
Cuánto duele ser quien pacta
un oficio sin soporte
metálico.
                   El pasaporte
llueve mi edad sobre amnesia.
Me sangra el sur y Venecia
baña mis sueños al norte.




ALEGATO POR CAÍN

Dios aprieta, pero no afloja.
Edel Fernández Granado

¿Desde qué punto de vista
es la ofrenda de Caín
censurable? ¿Con qué fin
Jehová antepone su arista
de crueldad? Es muy simplista
su veredicto, al Señor
no le agrada el labrador
sin aparente motivo,
en cambio, recibe altivo
las ofrendas del pastor.

¿Quién nos impone el tropel
de egofobia sicalíptica?
¿Esta suerte apocalíptica
es ingenio de Luzbel?
¿Quién será culpable, Abel,
Caín o yo? Paradoja
de esta vida que me arroja
a tierra de Nod. ¿Será
tan insensible Jehová,
que aprieta, pero no afloja?




FOTOMANÍA

Que no sea de otro quien puede
ser de sí mismo.
                                    Paracelso

Posa para el regidor
quien no tiene esencia propia
y erige sobre una copia
su imagen de perdedor.
Busca a ciegas un fiador
para empeñar sus raíces,
quien esconde cicatrices
y ampollas de viejos males
o perfila en sus señales
las oscuras directrices
del regidor. Quien predica
cerca de Dios y en la noche
se desdibuja en fantoche,
cruza los dedos, abdica.
Quien su alegato mastica
en poses de triunfador
y disfraza su dolor
durmiendo sobre la inopia,
delirios de cornucopia,
posa para el regidor.




REDENCIÓN

Si la  muerte fuera un bien,
los dioses no serían inmortales.
Safo

Antes del juicio final
José L. Serrano

¿No es acaso el Infinito
la meta limpia, segura?
¿Tendrá razón quien augura
que el hombre es un dios maldito?
Yo no lo sé
                   me permito
dudar hasta del profeta
—hereje palabra inquieta—
desdice con sumo afán
que son Yahvé y Satán
carne de la misma treta.

Yo
       que distingo muy poco
de los enigmas del cielo,
guardo infinito recelo
de Dios
              y nunca lo invoco.
Sólo creo lo que toco,
lo nítido
                lo palpable,
lo que permanece estable
aunque Judas no deserte,
y no pienso que la muerte
sea un castigo al culpable.

Todas las cruces que arrastro
hoy marcan mi derrotero,
de una luz en el sendero
siempre anduve tras el rastro.
Busco un norte, viejo astro
me malalumbra la piel,
sin trance auguro un tropel
de ofidios sobre tus dudas.
¿Quieres fusilar a Judas,
o al hombre que vive en él?

Si todo es una locura,
si viene un tiempo sin nombre,
¿por qué se  niegan al hombre
las verdades que procura?
Si existe Dios en la altura,
¿por qué guarda su señal?
Si el hombre es un animal
que se extingue sin adiós,
¿hay que renunciar a Dios
antes del juicio final?

Yo todo el tiempo soy yo,
yo nunca salgo de mi
y  jamás digo que si
si estoy pensando que no.
El juicio ya comenzó,
no abjuro de mi alter ego.
Comí manzanas
                             no niego
mis culpas frente a la hoguera,
muero impío
                         Sé quién era,
no me purifica el fuego.




MORIBUNDOS

Huye irreparable el tiempo.
Virgilio

Nunca encontramos el modo
de multiplicar el pan
y los peces ¿Arderán
zarzas en algún recodo
del camino? ¿Bajo el lodo
hay profetas? ¿Nuestra fe
resistirá? ¿Alcanzaré
ante el suplicio la gloria
del Señor? ¿Así es la historia?
¿Viene a salvarnos Noé?

Todo nacer es suplicio,
una tradición urdida
o quizás una estampida
del átomo, maleficio,
apariencia, enigma, vicio
impuesto ¿Cómo elegir
actos de fe, si existir
entre salmos y materia,
es una atracción de feria
sin sueños ni porvenir?

¿Morir? Morir es el acto
donde se forja la cumbre.
Morir, morir por costumbre
es nuestro negocio. El pacto:
vivir en un entreacto,
donde se aguardan conciertos
bucólicos, desaciertos,
luces, naipes y entresijos.
Fin de la historia, acertijos.
Silencio… ¿Ya estamos muertos?




SUBTERFUGIOS

Si Dios no existiese, el hombre, a través
de los siglos, lo habría ya creado
a fuerza de pensar en él.
Amado Nervo

Hay quien hace tal derroche
con poca fe, si condena,
toda culpa como ajena
al amparo de la noche.
Si niega, cada  fantoche
desdice en su testimonio
los juicios del patrimonio
de Job. Quieren estar bien
con Dios y buscan también
un pacto con el demonio.

Todo el que teme al castigo
de Dios, mira a Satanás
como un vengador capaz,
trigo de su propio trigo,
lo declaran enemigo
en sus rezos, como excusa
ante la cruz. Qué difusa
es la doctrina. Escoger
entre Dios y Lucifer
es una ruleta rusa.

¿Cómo me salva reunir
hasta la última prueba?
Si en los pecados de Eva
crece el polvo de venir
al mundo, ¿cómo decir
al hombre de dónde viene,
si a los clérigos conviene
poner salmos en mi voz
y la ciencia busca a Dios
en un trazo de A D N?

Admito ser el que sube
escalando por su propia
luz. No busco ser la copia
de Dios o de algún querube.
No me interesa la nube
como premio. No presumo
de semidiós, a lo sumo,
proclamo mi desgobierno,
y no me asusta el infierno.
Dios lo dispone, yo asumo.




INCERTIDUMBRE

Dentro de mí hay otro hombre
que está contra mí.
Browne

Vivimos en un dogmático
y enajenante proceso
de refracción, en exceso
asumimos al pragmático
William James. Nuestro maniático
antojo de alzar la voz
y compartir entre dos
la fruta del mal nos hace
confesos. ¿Por qué nos place
ser profanos ante Dios?

Todo es parte de un complot,
donde El Diablo y Dios no dejan
actuar al hombre, manejan
los hilos de ese robot
que somos. En el argot
de los poetas, el cielo
prometido es un señuelo
místico, que nos encanta.
¿Por qué jamás la garganta
descubre a tiempo el anzuelo?







DISCURSOS DEL SOLITARIO




En la soledad, el solitario se roe el corazón;
en el mundo, se lo roe la multitud, ¡escoge!
Friedrich Nietzsche






FE DE ERRATAS EN LOS
DISCURSOS DEL SOLITARIO

Donde dice «son mis huesos
un raudo viaje a la cumbre»,
debe decir «podredumbre
deja el cauce de mis rezos».
Donde dice «no hay regresos»,
debe decir utopía».
Donde dice «nuevo día»,
debe decir «nubarrones».
Donde dice «desgarrones»,
debe decir «poesía».

Donde dice «cierto, cierto»,
debe decir «desmentido».
Donde dice «no hay latido»,
debe decir «fruto incierto».
Donde dice «¡vivo o muerto!»,
debe decir «otra luz
deja su aliento en la cruz».
Donde dice «Dios no sabe»,
debe decir «hombre y llave
(solos) ante un mar de pus».




PRIMER DISCURSO

Nada prefiero al destino
de perderme y haber vuelto,
si nunca estuvo resuelto
cada nombre del camino.
Carlos Esquivel

Ya no hay telón, primer acto:
una máscara del fraude;
y ese público que aplaude
viste otra cara del pacto.
Sigue la escena, ipso facto,
juego un papel anodino,
nada importa, Dios no vino,
¿su omnipresencia es la excusa?
Ante la obra inconclusa
nada prefiero al destino.

Dios me antepone la pena
de nacer sin previo aviso,
nunca concede el permiso
para asistir a su Cena.
Soy el actor en escena
que encarna un Judas absuelto.
Entre sofismas envuelto,
Dios sigue el juicio inmutable
y me declara culpable
de perderme y haber vuelto.

Para qué nos sirve el puente
abierto sobre el costado,
si cicatrizó en un dado
con seis caras de serpiente.
El hombre busca impaciente
huellas del ciclo disuelto.
Es sólo un átomo suelto
de la conciencia o el ser
que duda, ¿cómo escoger,
si nunca estuvo resuelto?

El hombre juega a ser Dios,
apresura su salmodia
y al concluir la parodia
desdice un sello en su voz.
El hombre empaca en su adiós
una sátira al destino.
Inicia su vespertino
y entre promesas en falso,
descubre que es un cadalso
cada nombre del camino.




SEGUNDO DISCURSO

Para que regrese un ave
que nunca partió al futuro.
El presente es sólo un muro
y un hombre con una llave.
Carlos Esquivel

A veces escucho voces
que me llaman del infierno,
¿será tanto desgobierno
un desafío a los dioses?
¿Será que el hombre con poses
absurdas hundió su nave ?
Hoy nadie entiende que grabe
con gritos de algún cincel
ensenadas en mi piel
para que regrese un ave.

La vida es un simple trato
donde, a veces, soy quien muere
y en la bala que me hiere
no reconozco al que mato.
La vida es sólo un contrato 
temporal, soplo inseguro.
Ante mi muerte conjuro
el acertijo sin nombre,
para perpetuar un hombre
que nunca partió al futuro.

Sólo un muro ante el espejo,
azogue sin una puerta,
toda escalada es incierta
mas allá del entrecejo.
El hombre traza un bosquejo
de su rostro en claroscuro,
pero ese trazo inmaduro
desdibuja su estampida
y después de la caída
el presente es sólo un muro.

A veces admiro el fuego
luminoso de la cumbre,
para seguir la costumbre
mezquina de mi alter ego.
Dios dicta reglas al juego
imponiendo alguna clave,
pero quizás Dios no sabe
que bajo su azul remoto,
hay un mar, un puente roto
y un hombre con una llave.




TERCER DISCURSO

Nadie quiere mis verdades,
ni mi lucha, ni mis sueños,
no hay candidatos a dueños
de tantas adversidades.
Argel Fernández Granado

Nadie quiere mi osadía,
ni mi lengua, ni mi esfuerzo,
nadie añora ese universo
de cruda filosofía.
Todos con apostasía
retribuyen mis bondades.
Todos quieren ser el Hades
y una cruz en mis despojos.
Todos silencian sus ojos.
Nadie quiere mis verdades.

Todos pretenden ganar
contra el reloj la partida
y urdir sobre cada herida
sus trazos en singular.
Todos quieren apagar
los soles en mis empeños,
encender oscuros leños
y signos. De cada dos,
uno no quiere mi voz,
ni mi lucha, ni mis sueños.

Nadie quiere mi acertijo,
oscuro de tanto ayer;
padres todos quieren ser,
nadie quiere ser el hijo.
Todos buscan un prolijo
impulso de gratos sueños,
nadie quiere mis cenceños
destinos, ni esta orfandad.
De paupérrima heredad
no hay candidatos a dueños.

Todos buscan en mi plexo
el rastro de algún hirsuto
lobo y en cada minuto
aire cóncavo y convexo.
Todos buscan en mí un nexo
de turbias iniquidades.
Ofrezco mis dos mitades
y el mundo pasa de largo,
nadie viene a hacerse cargo
de tantas adversidades.




CUARTO DISCURSO

                          es injusto
que por daros a vos gusto
haya yo de tener pena.
Sor Juana Inés de La Cruz

Sor Juana, si son profanos
tus versos, no eres culpable.
No hay perro que nunca ladre,
ni ser que no haya pecado.
Dios puso a buenos y malos
cara a cara en una mesa.
¿Puede esperar una cena
con fe, cirios y salmodia?
¿Puede escribirse la historia
sin los juicios del poeta?

¿Puedes, Sor Juana, negar
tu amor a quien no te quiere?
¿o no decir que aborreces
a quien tanto amor te da?
No calles; que tu verdad
no se pierda en el olvido.
Tú no juntaste al ofidio
y al manzano, si fue Dios,
no creo que por amor
nos expulse del concilio.

Tampoco es culpable Aníbal,
Julio César, ni Nerón,
Guillermo El Conquistador,
Lucrecia Borgia, Godiva,
Cleopatra, ni Catalina
La Grande. En busca de goce
ellos jugaron sus roles,
fueron pasión y veneno
en la ruta del infierno
bendecida por sus dioses.

Tú puedes vivir, Sor Juana,
vívelo todo… ¿Qué piedra
puede herir a Magdalena?
¿Quién es primero en lanzarla?
La vida apenas alcanza
para expiar un pensamiento.
Si Dios nos cobra en el cielo
el lujo de algún traspié,
vivamos, Sor Juana Inés
y perdona mis consejos.




QUINTO DISCURSO

(…) y el hombre sigue su huella
hasta que encuentra la suerte,
o lo sorprende la muerte
con la mirada en su estrella.
Jesús Orta Ruiz

¿Quién nos dibuja en la piel
el mito de la esperanza?
¿Quién nos confunde y amansa
con las lenguas de Babel?
No existe acíbar sin miel,
humanidad sin querella,
luz divina sin centella,
ni dios que anonade el mal.
Luzbel marca la señal
y el hombre sigue su huella.

Tarde se guarda en su tiempo
la poca fe que sostiene,
con su mejilla detiene
los golpes del entretiempo.
Alza su voz a destiempo
porque su fuero no advierte
la derrota, se divierte
con su miseria feroz;
y finge adorar a Dios
hasta que encuentra la suerte.

El hombre viaja confiado
y en su viaje furibundo,
deja en las trampas del mundo
todo el sudor amasado.
Busca en las caras de un dado
su ley: la ley del más fuerte,
pero el juego se convierte
en lujuria y pesadilla,
donde no llega a la orilla,
o lo sorprende la muerte.

Un sino de tragaluz,
le señala el exorcista
y lanza el equilibrista
su existencia a cara o cruz.
Dios aguarda a contraluz,
toda la sed de Pompeya,
pero Luzbel ya descuella
sus soles en desgobierno
y el hombre baja al averno
con la mirada en su estrella.




SEXTO DISCURSO

Y yo, el heredero triste
de tu inefable sentir,
sigo empeñado en decir
el canto que no dijiste.
Jesús Orta Ruíz

Viejo, sigues un camino
sin huidas hacia Roma,
¿es que acaso Dios no toma
en serio tu desatino?
Viejo de andar peregrino
hasta Pompeya, ¿naciste
bajo el Vesubio? Tú fuiste
quién  confundió nuestros roles:
Tú eres guardián de otros soles
y yo el heredero triste.

¿Cómo salvo la quietud
bulliciosa de esta noche
rechinando en cada broche
cancelar del ataúd?
Las clavijas de un laúd
callan su intenso gemir
y Dios veda tu existir,
mientras yo rompo el escudo
de la voz, gordiano nudo,
de tu inefable sentir.

La noche se va, repaso
los surcos de tu lenguaje,
las ampollas sobre el traje,
tus miedos a cada paso.
Hoy Dios condena al ocaso
tu anónimo devenir.
A la luz del porvenir
solo hay mudez en mi boca
y tu verso (inquieta roca)
sigo empeñado en decir.

¿Cómo avivo tu silueta
ante tanta muchedumbre?
¿Cómo avizorar la lumbre
sin  los ojos del profeta?
¿Por qué no temer la meta
de cielo que me pusiste?
¿De dónde saco el alpiste
para  sostener mi voz?
Voy a cantar en tu adiós
el canto que no dijiste.




ÚLTIMO DISCURSO

¿Adónde fuiste, ángel mío, 
en la última travesura?
Tal vez quiso tu ternura
mudarse para el rocío.
Jesús Orta Ruiz

Pregunto: ¿Por qué tu risa
campanea en derredor?
Pregunto: ¿Por qué tu olor
hace más dulce la brisa?
Pregunto: ¿Por qué una misa
no me salva este vacío?
Pregunto: ¿Por qué este río
de pasos me lleva al punto
de no regreso? Pregunto:
¿Adónde fuiste, ángel mío?

Vivo una escena del acto
permanente de tu ausencia
y es tu voz la permanencia
de asistir todo entreacto.
Reloj, tiempo, tiempo abstracto
en tu mediana estatura,
tiempo, reloj, tiempo, oscura
añoranza, laberinto.
Tiempo y reloj, todo extinto
en la última travesura.

Ante la luz, el recodo
abismal;  y tu mirada
inmóvil, como espantada:
estela líquida, lodo.
Pregunto: ¿Cuál es el modo
de oponerse a tu aventura?
No hay reproche, ¿qué censura
o regaño te mereces?
Sólo entregarse a los peces,
tal vez quiso tu ternura.

Hoy te pregunto: ¿Por qué
levitas en el presente?
¿Será mi beso en tu frente
un espejismo de fe?
¿Acaso al tiempo marqué
con el reloj de mi hastío?
Tal vez era incierto el frío
que congelaba el futuro,
o, quizás, fue más seguro
mudarse para el rocío.







EPÍSTOLAS DEL ESCRIBA




Fatigas, pero no tantas, que a fuerza de muchos
golpes hasta el hierro se quebranta
Manuel Machado






ELECCIÓN

Siendo la vida como es,
uno sueña con vengarse.
Paul Gauguin

Madre:
              Me tocó ser tu primogénito. No dude nadie si yo nunca pude elegir como Esaú. Fue Dios quien sembró con su desaire un fruto de hiel y transformó su vergel en la génesis del fin. Nunca escogí ser Caín, yo quería ser Abel.





CARTA AL MANCO DE MI OTRA GUERRA

Dormía y soñé que la vida era bella; desperté y
advertí entonces que ella es deber.
Emmanuel Kant

Hermano Miguel:
                            Mi carta gime, una mano vacía se duerme en la profecía de mi guerra ¿Troya? ¿Esparta? No lo sé, quizás yo parta a otro mundo sin saber quién soy. Ganar o perder, dos caras de una moneda, un destino. ¿Cuánto queda para por fin comprender la diferencia entre el ser y lo infinito? ¿Deduzco tal postulado? Yo busco un modo para entender las pautas ¿Cómo obtener luz de sombras? Una fragua me forjó preso del agua inerte, sangre de isla sin puerto, donde me aísla mi raíz. El Aconcagua es un mito. Alguien se pierde, sobre sus pasos regresa, alguien baja la cabeza, alguien claudica, alguien muerde su escudo. ¿Habrá quien recuerde mi derrotero si Dios vierte silencio en la voz y mis pupilas? Hermano Miguel, se apaga mi mano. No hay tiempo, perdona.
                   Adiós.





CULPAS

César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él
les haga nada; le daban duro con un palo y duro.
César Vallejo

Vallejo:
               Todos piensan que prefiero fallecer algún jueves en París; yo sé que he de morir en mi país con más de treinta grados sobre cero, en un domingo gris, sin aguacero, ni brindis por los buenos (y los malos). Yo sí sé, me lo auguran los recalos de golpes en mis húmeros, ¿qué hacer si hoy sábado recuerdo que a mi ser, en la muerte también le aguardan palos, sogas, lluvias y golpes? Yo sí sé. Los sábados sin suerte del tahúr, desgranan en la mía un viento sur de angustias y miserias en la fe. Observo a Dios en busca de un porqué. Yo sí sé, nada dice cuando Atila El Huno nos da postres con esquila que cambian los compases de la suerte. Negros heraldos con su negra muerte, o Jehová que los párpados deshila al hombre si blasfema por sus panes calcinados y llora la ruptura de los cristos del alma. La impostura de golpes en mil ojos de huracanes, son el odio de Dios y sus titanes (Vallejo) son los fosos del destino…, yo sí sé por qué busco el remolino sin volver la mirada. Dios me ha dado la respuesta, de golpes ha empedrado las culpas de volver sobre el camino.





MIGUEL Y YO

Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo
y todo es del olvido, o del otro.
Jorge Luis Borges

Borges:
               Como tú he tenido que compartir la existencia con otro escriba. Mi esencia también se fuga. He perdido los relojes, el sonido de la guitarra. Mi piel se pierde en otro papel sobre la escena. Soy dueño a medias de cada sueño representado en Miguel y sus migajas. Hermano, cuán difícil es ser luz con su sombra a contraluz. Qué decepción ser la mano que solo escribe ¿Qué gano mientras pierdo casi todo cuanto vive en él? No hay modo de saber adónde voy tras su fantasma. ¿Qué soy, brújula, candil, o lodo bajo su sombra? ¿Confín de las tinieblas? ¿Artero homicida? ¿Desafuero? ¿Abel…, o acaso Caín? Soy el principio y el fin de una vida que no vivo, fiador de un ser coercitivo con el don de la palabra, engañosa mientras labra su pan. ¿Por qué no derribo su imagen de porcelana? Yo soy el grito, badajo sin cielo ni tierra, bajo las nubes de la campana. Él es furia que desgrana sobre el mar un mar de olas; yo, muerte en las amapolas de Van Gogh; él, desafío; yo, cauce muerto del río…, dos orillas, las dos solas, las dos tristes, las dos…, nada. Él es lascivia precoz, yo soy quien le paga a Dios el costo de su cruzada. ¿Evitar la dentellada? ¿Cómo? Si no quedan puertas de Cancel, están desiertas, sin luz, las tipografías y en las etimologías solo hay palabras abiertas y enigmáticas. La prosa de Stevenson sigue ausente y hay un tigre que desmiente las sentencias de Spinoza. También en mí la espumosa taza de café es ritual y en el otro su banal actuación ante el espejo. Borges, él es mi reflejo, yo soy el punto…,
                                                                                                                final.





ALEGATOS DEL SUICIDA

Creímos que reinaba Júpiter
en el cielo oyéndolo tronar.
Horacio

Padre nuestro:
                          Tú me empujas sin bitácora al infierno, buen pecador desgobierno esta nave donde estrujas mi existencia, desdibujas el camino. ¿Con qué lanza combato si ya me alcanza Luzbel? Y todo da igual, entiendo que bien y mal son en la misma balanza dos puntos que el hombre afianza en su viaje al precipicio, sin tener en cuenta el juicio final. Vive en su alabanza a Dios y con la esperanza de detener su caída y alcanzar en otra vida la perfección. Entre rezos y salmos pudre sus huesos, len
                                                       ta
                                                            men
                                                                     te
                                                                           se 
                                                                                       suicida.





EPÍSTOLA DEL ESCRIBA

Dios me perdonará. Es su oficio.
Heinrich Heine

Amigo Homero:
                           Yo estoy harto de la nieve gris, ya no resiste el tamiz de los pulmones. No soy un erudito, si hoy te escribo es para intentar en mis líneas, desfogar la angustia, esa pesantez que impone cada revés ingrávido. ¿Cómo hallar el camino de tus dioses desde esta cruz donde medra Lucifer y todo arredra sobre mi sombra? Mil voces me conminan por atroces desfiladeros. ¿Qué opción nos queda? ¿De qué ilusión me lleno para seguir a mi Dios? ¿Cómo existir según la fe? Esta misión es un timo. Regurgita mi interior su magnetismo execrable. ¿Sectarismo hiperbólico? Me incita una leyenda, Afrodita es un deseo sensual, clandestino, celestial. Urdo ardientes manifiestos con Ares y por Hefestos no abrigo nada especial, tal vez lástima. Blasfemo sobre Poseidón. Me gusta El Olimpo, no me asusta su diversidad. No temo a Aquiles ni a Polifemo. Esa unión entre mortales y sus dioses celestiales me fascina. Bajó lumbre Prometeo de la cumbre, para seres terrenales inferiores. No es posible aquí ser un semidiós, solo hombres frente a un Dios inmaculado, intangible. ¿Es este mundo creíble? ¿Quién creó a Satán, Yahvé o algún profeta? ¿Quién fue el que erigió los cadalsos? ¿Algún traidor? ¿Serán falsos los querubines? No sé quiénes signaron un trato con el creador que incluye la sumisión. ¿Prostituye las normas mi desacato? Esos que escupen el plato donde comen tienen tiempo para expiar el contratiempo. Yo en cambio siempre prefiero la hoguera. Perdona, Homero, esta misiva a destiempo.





CARTA AL QUIJOTE

Más vale la pena en el rostro
Que la mancha en el corazón.
Miguel de Cervantes

Don Alonso:
                     Los entuertos no son audaces molinos, son erratas en los trinos de improvisados conciertos, naves que no tienen puertos, náufragos sin mar, cruzadas celestiales, dentelladas en nombre de Dios, vacíos detrás de las fotos, ríos sin orillas, ensenadas sin ancla, soles de grumo sin caballeros andantes al sur y un haz de gigantes domina el norte. Presumo que las mamparas de humo crecerán, si mi asidero es uno solo, dinero intangible. Lucifer consolida su poder mundano y el pordiosero, hereje, sin escudero, va en busca de la moneda prometida, nunca queda señal de su derrotero gris. Si no existe sendero metálico donde el tren circule, muda el andén hacia otro sitio de espera. ¿Por qué seguir a la vera de Dios, si con su desdén, se ha declarado enemigo del hombre? ¿Por qué los peces, el vino, el pan y las nueces se le niegan al amigo? ¿Algún hombre fue testigo de la Caída? ¿Jesús, es oscuridad o luz? ¿Es Dios o la negación de Dios a la creación de este mundo? ¿Cara o cruz de la vida? En cada estrella hay un abismo, el zarpazo de algún traidor, un abrazo de víbora. La epopeya debe prolongar la huella de Sancho, encender el fuego de Cervantes, darle al ciego la posesión de la llave. Tal vez sitiar el enclave vire las reglas del juego diabólico. Hay que impedir la escalada a los traidores. Si santos y pecadores son uno solo, pedir piedad es como vivir en una eterna odisea. La fe divina es la tea donde nos consume Dios. Se acaba mi tiempo… Adiós. Saludos a  Dulcinea.





AL OTRO QUIJOTE

Guevara:
                 Si ya no hay soles donde anclar. Si la insolvencia diluye ser y conciencia entre naipes y bemoles. Si mueren Los Girasoles de Van Gogh. Si las escalas sociales pudren las alas al hombre. ¿Cuál es la opción? ¿Ser o no ser? La cuestión es ejecutar con balas amputaciones divinas, cortar el mal desde el huevo. ¿Para qué cargar de nuevo “eficaces” medicinas? Si detrás de las cortinas se revuelve dado a dado todo el juego. Si has llorado tu decisión trasnochada y al envés de la emboscada un cachorro asesinado respira el hálito leve de tus pulmones. Si Dios sigue enfermo mientras los humildes muerden la nieve con sus callos y aún llueve en Macondo, nunca aclara su cielo. Si anida clara toda lumbre sobre el puente del tren que no trajo a Oriente su carga gris, Santa Clara te agradece cuando besa sus nubes, con tu estatura quijotesca. Si es oscura la capilla donde reza El Indio. Si su tristeza es una plegaria al frío y a la paz. Si desde el río Bravo hasta La Patagonia la madre tierra es colonia de Satán. Si hay un vacío aciago entre el sur y el cielo y danza el Hades su ronda. ¿Quién empuñará la honda de Ernesto? ¿Dará al señuelo hado de mágico velo para salvarlo del pez? Quizás te han nombrado juez de una galaxia remota o buscas tu lanza rota en La Quebrada. Tal vez desde algún lugar vigilas a los culpables o cueces con tus manos pan y peces, sobre Los Andes afilas el eco de tus pupilas. Ensalzas en la quimera un mapa azul sin bandera, sin ancla. ¡Llegó tu hora!

Te espero donde la aurora silba a tu altar de La Higuera.





DIFERENCIA

To be or not to be, that is the question (1)
William Shakespeare

¡Oh! Hamlet:
                      La diferencia no es entre el ser y el pensar, sino en cómo manejar los hilos de la obediencia. Cómo anudo la conciencia si ensordece el grito atroz del hambre y foránea tos me petrifica. ¿Por quién resistir? Si el mal y el bien andan juntos, solo dos opciones y sobran los riesgos. El hombre es materia putrefacta, una bacteria caníbal, teje el adiós con sus pasos, mientras Dios desde su trono magnífico define el trato específico a todos: toga y espada al rico y al pobre nada. La vida es un
                                                            JEROGLÍFICO.

(1) Del inglés: Ser o no ser: esa es la cuestión.








EPÍLOGO




Su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo






RITUAL DEL CONDENADO

Todos saben...
Y no saben que la luz es tísica.
Y la sombra gorda...
César Vallejo

Vallejo, quizás sepas que nací
un tísico diciembre donde duermo
los misterios de Dios, también enfermo,
la luz de algún enero que perdí
con gritos aterrados, porque fui,
y soy, sombra fatal a la deriva.
Dios, ya grave, no pudo, desde arriba,
acallarme en el pecho las querellas
y crecí bajo un manto  sin estrellas,
como soplo de magia destructiva.

Cuanto miro al instante se derrumba,
como esfinge tocada por un rayo,
solo aliento diciembres. Triste, mayo
retoña mi ceguera de ultratumba.
Busco en vano el camino hasta la tumba,
para eximir los huesos de su tedio.
Ex-hombre sin adarga, sin un medio
lícito de romper la profecía
satánica, ni entrar en la abadía,
Dios doliente se guarda de mi asedio.

No logro descifrar la pura esencia,
raigambre sostenida del creyente,
ni veo con instinto de vidente,
dónde clavó su dardo la demencia.
Hoy busco en el umbral de mi conciencia
la palabra de un dios irreversible
y solo hallo una voz incomprensible,
un hombre indiferente, todo olvido.
Entonces ya comprendo, Dios dolido
no puede ser un Dios tan infalible.

Furtivo, tras mi sombra voy, Vallejo,
a perseguir palabras siempre ciertas,
pero se cierran ante mí las puertas
de contemplar la paz ante el espejo
y busco en el camino, nunca cejo
en mi fe de un crepúsculo neolítico.
Cuando la brisa ceda su mefítico
estertor, hallaré quizás un nombre
donde pueda ocultarme de aquel hombre
que nació cuando Dios estuvo crítico.

Todas mis latitudes son morbosas,
mi jardín es infierno desolado,
donde hay solo semillas de pecado,
y serpientes en vez de mariposas.
Hace mi madre ofrendas milagrosas,
pero nada resuelve. Ella no sabe
que yo debo partir en esa nave
sin rumbo, sin timón y sin disculpa.
Lo asumo, pues comprendo que mi culpa
fue nacer cuando Dios estuvo grave.




QUIJOTE A DESTIEMPO

En la inocencia, donde solitario,
y sin mi lanza reto a los gigantes,
a cíclopes y espíritus errantes,
soy despojo al envés de mi obituario,
un quijote a destiempo, legendario
cazador de penumbras. Casiopea,
Penélope, Afrodita y Atenea
se ocultan en su propio derrotero.
Yo busco a contraluz otro lucero.
Mi olvido ¿será acaso Dulcinea?




MORTAL

Somos dioses los poetas
Pedro Péglez

A veces creo ser Dios,
pero en mi garganta un hombre
cava una gruta sin nombre
donde el eco de mi voz
se tuerce
                 Escucho una tos
y mil agujas secretas
me torturan
                         Los profetas
nada dicen
                   Queda trunca
mi palabra
                  Sé que nunca
somos dioses los poetas.




MI ÚLTIMO ADIÓS

Mi barco no tuvo puerto
a donde enrumbar su quilla
Eva vive en la costilla
tomada al costado abierto
¿Eternidad?
                    Desacierto
a distancia de la luz
En tanto Dios no abra sus
puertas al ansiado Cielo
muero paciente en el suelo
busco en silencio la cruz

Soy la historia que no existe
Mito
         Leyenda
                          Pasado
Soy el augurio olvidado
peregrino si desiste
Soy el miedo
                       cuanto embiste
diana de mi propia coz
Silencio nulo en la voz
mutante desconocido
soy quien ansía un oído
que escuche mi último adiós

Dónde desechar el lodo
que me desgarra la piel
dónde escapar si al tropel
Dios se suma de algún modo
Dónde salvarme si todo
Orgía
            Clamor
                          Desvelo
es ilusión del señuelo
al que atado sobrevivo
Atroz suerte de estar vivo
como pez en el anzuelo.




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